Hermanas y hermanos:
A punto de abrir la PUERTA SANTA del Año Jubilar 2025, la Navidad nos invita a abrir las puertas al Redentor. Abrir puertas es tener esperanza. Es estar preparados para recibir la visita y también para salir al encuentro de los demás. La puerta es la Salvación: la puerta es JESÚS.
«Noche de paz, noche de amor» canta el villancico. «En este día, aprendiendo del Príncipe de la paz, comprometámonos todos -en primer lugar, los que tienen responsabilidades políticas-, para que la comida no sea más que un instrumento de paz. Mientras disfrutamos la alegría de encontrarnos con los nuestros, pensemos en las familias que están más heridas por la vida, y en aquellas que, en este tiempo de crisis económica, tienen dificultades a causa de la falta de trabajo y de lo necesario para vivir» (Papa Francisco. Mensaje de Navidad 2022)
«Ante la injusticia social, recordamos que Belén significa «Casa del pan» y nos comprometemos a compartir el pan con los que no lo tienen. Y ante el sálvese quien pueda, elegimos el camino de la hermandad y la amistad social, la parábola del Buen Samaritano, predicada por Jesús en los años de su misión como adulto. En este 2024 la pobreza y la indigencia de los niños, niñas y adolescentes, en términos de inseguridad alimentaria, es dramáticamente delicada. Este es solo un rostro de la pobreza, de la crisis socioambiental (cf. LS 139). En el tiempo de Navidad, con la ayuda de Dios y la nuestra, puede transformarse en rostro de esperanza, porque nos seguimos preguntando qué más podemos hacer. Creemos, como siempre nos recordaba el Cardenal Eduardo Pironio, que la esperanza se vive precisamente en los tiempos difíciles, ella nace de la cruz y crece por la fe en el Señor de la historia» (Mensaje de la Comisión Episcopal de Caritas Argentina. 2024)
«Queridos hermanos y hermanas, hoy como en ese entonces, Jesús, la luz verdadera, viene a un mundo enfermo de indiferencia – ¡enfermedad grave! -, que no lo acoge (cf. Jn 1,11) No nos olvidemos hoy de tantos migrantes y refugiados que llaman a nuestra puerta en busca de consuelo, calor y alimento. No nos olvidemos de los marginados, de las personas solas, de los huérfanos y de los ancianos – la sabiduría de un pueblo – que corren el riesgo de ser descartados; de los presos que miramos sólo por sus errores y no como seres humanos. Abramos la puerta de nuestro corazón para contemplar el amor de Dios a nosotros. Aquel que es fuente de todo bien se hace pobre y pide como limosna nuestra pobre humanidad. Dejémonos conmover por el amor de Dios y sigamos a Jesús, que se despojó de su gloria para hacernos partícipes de su plenitud» (Papa Francisco. Ídem)
En este camino sinodal de la Diócesis de Quilmes, queremos transitar los caminos de la solidaridad y de la justicia social; el camino evangélico de la fraternidad. ¡Abramos las puertas al encuentro del Señor que viene! Él es nuestra Esperanza. Por eso: «Somos peregrinos de la Esperanza».
Hermanas y hermanos:
¡FELIZ NAVIDAD!
+ Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes
+ Eduardo Gonzalo Redondo
Obispo Auxiliar de Quilmes