El periodista Martín Ciccioli, de Telenoche, visitó la cava de Villa Hudson y elaboró un informe sobre la situación ambiental del lugar.
Lo que en una época fue una tosquera, hoy se está rellenando de basura. La cual es quemada todos los días llevando olores y humo a los hogares precarios que se instalaron en este barrio hace más de 20 años. Al olor y el humo se le suman las ratas, la inseguridad y la pobreza, dice el informe.
Del otro lado, casi como combatiendo fuego con fuego, los vecinos encienden troncos, ramas, cartones y neumáticos que juntan de este basural y los montes cercanos para calentarse a la noche. El precio de la garrafa y el gas natural que no llega junto a la mala conexión eléctrica hacen imposible conectar una estufa de velas o calefactor.
«Acá la mayoría nos calentamos así, vamos al monte, cortamos nuestra leña y prendemos fuego. Algunos tienen salamandras pero otros lo prenden afuera. Cocinamos ahí y de paso nos calentamos» comenta un vecino que hace más de 20 años vive en el barrio.
Caminar por las calles es ver la mezcla de distintos fuegos: no son focos de incendio, es la quema de basura junto a la supervivencia a las bajas temperaturas. Recorriendo las cuadras vemos a cada vecino con su fueguito encendido en el patio o al borde de la calle.
«No podemos poner una estufa, mirá lo que son los cables. Imaginate toda esta gente prendiendo una estufa, nos quedamos todos sin luz. La garrafa es imposible de comprar. Compras una, con suerte y te tiene que durar todo el mes.»
Una vecina en pleno proceso de elaboración de leña nos muestra su método primitivo de calor. «Yo prendo el fuego ahora y espero que se haga brasa. Cuando la brasa está hecha la meto a la pieza. Trato de ahorrar para que me dure la garrafa; cocino menos y tomo menos mate. Así capaz me aguanta 20 o 25 días, después hasta el otro mes cocino a fuego.»Fuego de un lado, fuego del otro. Fuegos cruzados en la barranca de basura.