El Municipio diagramó una grilla con shows de acceso libre y sin costo para la comunidad cuya ingeniosa mixtura de música, historia, baile, tradición, literatura, actualidad e identidad resultó atractiva en un público con diferentes edades que buscaba entretenimiento durante los catorce días del receso escolar invernal.El intendente -Andrés Watson- compartió con chicos, chicas, adolescentes y sus familias la segunda presentación del espectáculo denominado “La calma de Mar” en el salón perteneciente a Bomberos Voluntarios, ubicado sobre la intersección de las calles 25 de Mayo con Dorrego.

En la antesala de la puesta en escena, Watson destacó “la tarea de artistas, guionistas y técnicos al confeccionar una pieza teatral con un mensaje reflexivo, esperanzador para aprender mediante el juego tanto niñas, niños como las personas mayores”.

En ese ámbito, la máxima autoridad varelense remarcó “la descentralización de propuestas en distintas dependencias, en diversos barrios, con una única premisa: contar con múltiples opciones cerca de sus hogares para disfrutar las vacaciones de invierno en el distrito”.

El secretario de Cultura, Deportes y Recreación -Mauricio Rodríguez- distinguió “la calidez, curiosidad e interés de los vecinos y las vecinas en las heterogéneas alternativas diseñadas desde la Intendencia en un nuevo respaldo a la actividad artística en un partido con mucho talento como el nuestro”.

Las luces, lentamente, dejaron el auditorio a oscuras. Los gritos expectantes recibieron a las protagonistas, la pequeña Mar y su madre, quienes irrumpieron al ritmo de canciones icónicas en la obra de Queen e iniciaron los primeros aplausos de júbilo.

Los enojos de la infante inquietaban a las y los espectadores. Eran cada vez más iracundos. Por ese motivo, con ayuda de su mamá, sus amigas y bonitas melodías aprendió a no problematizar ante nimiedades como la rotura de un lápiz que postergó la realización de su dibujo e incorporar hábitos saludables en su cotidianidad.

Oriunda de Presidente Perón, Olga Arrieta concurrió junto a su esposo e hijas. “La dedicación de las actrices fue admirable”, afirmó. “Hicimos un plan grupal y aprovechamos la gratuidad de las entradas. De otro modo, era difícil costear una salida”, reveló.

Mauro y Camilo Spadaro de Zeballos estaban en la fila más cercana al escenario. Entre risas, abrazos y mates, padre e hijo asistieron por primera vez a “apreciar las representaciones escénicas que planteó la Municipalidad en un trabajo fundamental para los pibes y las pibas en su tiempo de descanso”.