“Lo que más me costó procesar fue que la persona que me estaba lastimando no era ajena, no estaba afuera de mi familia, sino que estaba dentro del circulo íntimo y no solamente eso sino también que lo cubrían aquellos que se dirigían a mi persona como «mi princesa», «la pupe», «mi primita chiquita». Una familia que por fuera se ve hermosa, llena de amor y lealtad pero que por dentro se ve y se siente toda la oscuridad, secretos, complicidad y perversidad que esconden”, dice Rocío en una carta abierta y agregá: Pero mucho no se puede esperar de una familia, que en una situación de violencia doméstica ejercida hacia una de sus familiares, eligieron hacer responsable a la víctima por haberse enamorado de un padre de familia y ocasionar así que este se separe, y la violencia se justificaba con ese razonamiento. Y situaciones así podría estar horas contando… las cuáles darían cuenta de que tipo de familia son, pero mas claro échenle agua porque encubrir un violador, un toca menores, sabiendo y siendo consciente de que este personaje asqueroso podría tomar como víctimas a sus propias sobrinas. Me pregunto yo ¿cuantas victimas más tienen que existir para que lo dejen de encubrir? ¿Cuántas más mentiras van a reproducir?
La justicia condenó a Joaquín Sebastián Lencina de abusador, de violador. Mi lucha no es por mi solamente, se trata de todas aquellas victimas que también les tocó atravesar lo mismo que a mi, con un abusador pariente, sea abuelo, tio, primo, o lo que sea y también se lo encubren de la misma manera en que lo hacen hoy con mi abusador. En mi causa existió un precedente, el juez que tomó la causa eligió eliminar pruebas que presentó éste violín las cuáles me seguían revictimizando. No es un camino fácil de atravesar, a veces salis mas lastimada y a veces sanas, pero es justo tener justicia, no sentir que sos culpable de algo que no generaste y ni tampoco querías, lo común en las victimas es sentir culpa, porque nos convencen de que somos culpables aunque muy en el fondo sabemos que no es asi. La forma de sanar es hablar aunque relatar lo vivido no sea fácil y hasta sea doloroso, al final sana poner en palabra todo aquello que te lastimo y dejo un marca que no se olvida.
Ya hace mas de diez años que vengo con esta carga en mi mochila, la cual se fue alivianando cada vez que el representaba un recurso y fallaban en su contra.
Hoy me queda atravesar un tramo mas, esperar, ser paciente y confiar que las autoridades judiciales en conjunto con la policía lo arresten. Joaquín Lencina es un rebelde para la justicia. Tiene que cumplir su condena. Tiene que pagar las consecuencias de sus acciones, de lastimar a un otro, de vulnerar sus derechos como persona, de violentar, violar y abusar. Tiene que haber justicia social también para aquellos que lo encubren y ayudan a que siga huyendo. !Les tiene que dar verguenza salir a la calle!