Tanto Navidad como Año Nuevo son una buena ocasión para disfrutar en familia y todos los integrantes deben estar a gusto: las mascotas, miembros del círculo cercano, padecen el empleo de la pirotecnia. Desde la Comuna, no solo formulan distintas sugerencias sino la identificación de los daños directos.
El director del Centro Veterinario Municipal -Alejandro Zanini- destaca que «los perros tienen una sensibilidad 150 veces superior al oído humano, un ruido molesto está intensificado».
Por lo cual, describe: «Ante la presencia de cohetes, quedan paralizados, intentan escapar, ocultarse, tiemblan, no dejan de jadear, incluso incrementan la salivación, micciones y taquicardias».
El especialista explica que, en los escenarios de mayor gravedad, cuando el estruendo ocurre cerca «provoca la pérdida total de la audición; en el peor de los casos, un fallo cardíaco».
En otro orden, menciona a las aves porque «los ruidos generan su desequilibrio, pierden el rumbo y asciende la posibilidad de estrellarse contra estructuras edilicias».
«Los caballos pueden sentirse fácilmente amenazados por su condición de herbívoros: potenciales víctimas, están en alerta constante debido a posibles depredadores», informa el médico como motivo en el proceder similar a las otras especies al manifestar «miedo, por consiguiente, querer huir».
Sobre estos ejemplares, estima que «un 79% experimenta zozobra a causa de los petardos y un 26% termina con lesiones por los mismos; tratan de saltar vallados e irse en forma peligrosa hacia zonas con el peligro latente de ser atropellados».
En conclusión, afirma: «Todos los animales domésticos, de granja o silvestres sufren las consecuencias». No obstante, aclara que «la administración de sedantes es la última opción y debe suministrarse bajo estricto control de profesionales».
«Lo mejor para que estén tranquilos es tenerlos en un ámbito seguro, protegido, en preferencia acompañados. Si permaneces a su lado, comprobarás cómo su ansiedad disminuye en parte», sentencia el funcionario quien suma una alternativa como «darle un snack o juguete».
Además, advierte «si queda solo en casa, no encerrarlo en una habitación, mantenerlo en un espacio amplio donde sienta que puede moverse y esconderse». También, propone: «El enlace con vendaje que le brinda seguridad al percibirse no solo abrazado sino cuidado».
Finalmente, contempla la chance de encontrar a un ser vivo «desorientado y asustado: lo más conveniente, dentro de las posibilidades, contenerlo, no acorralarlo, ofrecerle agua y comida pero de manera prudencial».
