Por el Dr Sattar Jamshidpour
El 7 de septiembre, más que elecciones legislativas a nivel de la provincia de Buenos Aires, es una pulseada entre Javier Milei, presidente de la Nación, y el gobernador Axel Kicillof.
La provincia más grande política, poblacional y económicamente, con más de 12 millones de habitantes, elegirá 46 diputados, 23 senadores, concejales municipales y consejeros escolares.
Ya no hay tiempo. A esta altura, cada votante sabe qué va a hacer en este día. Algunos están decididos; otros irán por cumplir un acto cívico y decidirán en el cuarto oscuro (votarán a la foto del candidato más sonriente, más guapa o guapo).
Y otros se ausentarán por sus motivos.
Los candidatos prácticamente no pueden hacer nada más: a esperar el día prometido.
¿Quién ganará? ¿Quién podrá imponer su ideología? ¿Quién podrá convencer a los bonaerenses de que es el mejor?
A pesar de que distintos partidos y agrupaciones participan en las elecciones, el peronismo encabezado por Axel Kicillof y los libertarios bajo el liderazgo de Javier Milei jugarán el partido clave, no solamente a nivel provincial sino también nacional.
¿Quién ganará más territorio y ensanchará su vereda?
Esto depende de variables casi constantes como: el tendón o talón de Aquiles del opositor, la tercera ley de Newton, y el manifiesto de Maquiavelo en su libro El Príncipe.
Durante la campaña electoral, cada partido buscó debilidades de su opositor (su talón de Aquiles) e intentó poner su mejor arquero para apuntar a esa debilidad, según el mito griego.
La tercera ley de Newton, o principio de acción y reacción, establece que por cada fuerza (acción) existe una fuerza igual y opuesta (reacción).
Ahora bien, según esa ley física, del choque de dos fuerzas (el peronismo y los libertarios) saldrán dos productos: el ganador y el perdedor. Uno diría que, según esa ley, empatarían. Me atrevo a decir que no es así. El que reacciona antes de la acción producida gana. ¿Es posible? Sí, es posible. Si A tiene conocimiento sobre la acción que va a ejercer B, se prepara y, por ende, el impacto será calculado, predecible y amortiguado.
Según esa ley modificada, ganará el que reacciona primero.
Maquiavelo, maestro en el arte político, enseña cómo gobernar. Y para saber cómo gobernar, primero corresponde penetrar en el pensamiento de los votantes.
Cada partido político aprovechó hasta el hartazgo los espacios publicitarios, más intensos en las redes sociales. Cada uno insultando, difamando, criticando, mostrando el talón de Aquiles del otro.
¿Qué porcentaje del propagandismo penetró en la población?
¿Qué porcentaje del propagandismo penetró en las neuronas de los bonaerenses?
El 8 de septiembre de 2025 sabremos si Javier Milei podrá imponer sus ideas y si queda algo de nafta en su motosierra para seguir con el ajuste, la recesión y la falta de plan económico. Por el lado opuesto, Axel Kicillof pondrá en juego sus aspiraciones para las próximas elecciones presidenciales y, aún más, el liderazgo del peronismo.
El 8 de septiembre de 2025 pondrá en evidencia la memoria de los bonaerenses. ¿Se habrán olvidado de los errores de uno y de otro? ¿Votarán con el corazón, la pasión o con las neuronas?
El 7 de septiembre es todo o nada. Es otro Día D para la República Argentina.