Roxana tenía 20 años cuando desapareció y su madre no pierde las esperanzas de encontrarla con vida. “La desolación es enorme, pero no voy a bajar los brazos hasta saber algo de ella”, expresó al portal de TN.
Roxana Paola Villalba desapareció cuando tenía 20 años en Florencio Varela. Un día salió de su casa y no volvió a abrazar nunca más a sus amigos, ni a su familia. Sus seres queridos aseguran que fue secuestrada por una red de trata y tienen la esperanza de encontrarla con vida, aunque -a medida que pasa el tiempo- esa ilusión se vuelve una utopía.
Su caso volvió a engrosar la larga lista de mujeres desaparecidas en la Argentina y Alejandra, su mamá, pide que la Justicia “haga algo” por su hija, ya que sostiene que “no la están buscando”.
Sin rastros
El 6 de diciembre del 2018, Roxana visitó a su mamá por su cumpleaños y se quedó a dormir. En una charla que tuvieron esa tarde le dijo que no estaba pasando por una buena situación con su pareja, por lo que tenía pensado volver a vivir con ella en el barrio Don Orione de Florencio Varela. Alejandra, su mamá, con gusto le dijo que podía quedarse, pero a la mañana siguiente tomó sus cosas y salió. La joven estudiante de Bellas Artes tenía como destino la Ciudad de Buenos Aires, donde iba a reunirse con su pareja, pero jamás llegó.
“Lolo”, como le dicen a Roxana, es trasplantada hepática y se somete a controles médicos con frecuencia. El 26 y 27 de diciembre del año que desapareció tenía asignado dos turnos, pero no asistió a ninguno; pese a que por su estado de salud requería de medicación constante para el día a día.
Alejandra y Roxana se comunicaban a través de las redes sociales. Después del 7 de diciembre la madre le escribió por Facebook e Instagram, pero su hija veía los mensajes y no le respondía. A las dos semanas, Roxana dejó de conectarse. A partir de ahí, Alejandra comenzó a preguntarle a sus vínculos más cercanos, pero nadie la había visto ni tenía noticias de ella. Su novio tardó 15 días en responder y dijo que no había vuelto a su casa porque “estaban separados”.
Su madre decidió radicar la denuncia en la comisaría de la mujer de El Cruce Varela, pero los efectivos no la trataron bien y le dijeron que no le correspondía hacerla en esa dependencia. Entonces, se fue hasta Bosques y la radicó en la 3°. Los oficiales que le tomaron declaración jamás le preguntaron rasgos físicos de la joven, ni tatuajes, ni marcas o algo que pudiera ayudar a la identificación. Además, desde la Justicia argumentaron que la chica pudo haberse ido con su novio, y hasta barajaron la idea de que estaba “hipeando”.
Los días posteriores a su desaparición fueron terribles para la familia. Las investigaciones fueron lentas y tuvieron muchas trabas. Para colmo, en la tarjeta SUBE no quedaron registros de que ella se hubiera tomado algún transporte público, y las cámaras de seguridad tampoco la mostraron en la zona donde debería haber estado. Es como si a Roxana se la hubiera tragado la tierra, aunque su madre sabe que eso no es así y que algo le pasó.
La investigación quedó a cargo de la fiscal Nuria Gutierrez, titular de la UFI N° 4, quien hasta el momento no cambió la carátula de la causa por “averiguación de paradero”. En ese sentido, la familia de la joven pide que sea recaratulada como “desaparición de personas”, ya que creen que a Roxana se la llevó una red de trata.
Sus sospechas tienen que ver con una causa por prostitución, la cual todavía tiene muchos resquicios, con víctimas que no pudieron ser identificadas y varios de sus responsables en libertad. Sin embargo, no hay indicios ni pruebas suficientes para que el caso tome un giro hacia esa dirección.
“La causa sigue igual, como averiguación de paradero. Nosotros pedimos que cambien la calificación para que la investigación sea más exhaustiva, porque hasta ahora no avanzó, no tenemos respuestas positivas”, expresó Alejandra en diálogo con TN.
Un signo de pregunta que ilusionó a la familia
En mayo, cinco meses después de su desaparición, la madre de Roxana recibió una notificación en Facebook que le heló la sangre: un mensaje con un signo de pregunta había sido emitido desde la cuenta de su hija. Ella le respondió rápidamente, con la esperanza de volver a hablar con Lolo, pero no pudo obtener un ida y vuelta. Hasta el momento, Alejandra no sabe si el mensaje lo escribió Roxana, o alguien que pudo acceder a la red social.
“Yo le llevé ese mensaje a la fiscalía y, un mes después, me dijeron que no pudieron investigar de dónde se mandó el mensaje y tampoco pudieron rastrear el IP. Incluso, se hizo el pedido a Estados Unidos por medio de orden del juez para abrir la cuenta, pero no hubo respuestas. La Justicia nos dice que sin autorización de Facebook no se puede acceder, porque es una cuenta privada”, expresó la mamá.
Ella trató de buscar la forma de abrir ese Facebook, hasta pensaron en hackear la cuenta de su hija para ver si podían encontrar algún mensaje o algo que les dijera dónde está Roxana, pero la fiscal les respondió que ese accionar podía entorpecer la investigación y tuvieron que desistir.
“La verdad no hay indicios de nada, solo sé que Lolo desapareció sin dejar rastros. Hoy, pensando en frío, me da mucho miedo. Después de 4 años y sin ninguna pista, la desolación es enorme, pero no voy a bajar los brazos hasta saber algo de ella”, cerró. Nota: tn.com.ar