La situación es extremadamente preocupante. El sistema de atención viene deteriorándose progresivamente desde hace bastante tiempo, pero en la última etapa la caída es aún más profunda. La falta de inversión, las erróneas decisiones políticas, la escasa importancia que le adjudican las autoridades al área, las respuestas evasivas ante el planteo de las dificultades son, entre otras, algunas de las razones para que ello ocurra.
Nos referimos a la atención en Pediatría porque, en un contexto muy difícil en general, es el sector que se encuentra en un estado agobiante. El éxodo de profesionales en los Centros de Salud dependientes del municipio se ha agudizado en el período más reciente, motivado por los bajísimos salarios, las malas condiciones laborales y la falta de perspectiva de desarrollo profesional, originado por una gestión sanitaria paupérrima y provocando que las infancias tengan muy escasas posibilidades de contar con una asistencia digna.
A pesar de la existencia de una red de cuarenta centros que debieran estar en condiciones de brindar cuidado a la totalidad de las niñas y los niños del distrito, llevando adelante acciones de promoción, prevención y resolución de la mayoría de los problemas de salud, ello no resulta posible debido a la devastación que vienen sufriendo los Equipos de Salud, con personal insuficiente y, en lo específico, la falta de profesionales que realicen atención pediátrica.
Esto provoca una sobrecarga en la demanda sobre el único efector de segundo nivel de F. Varela, el hospital Mi Pueblo que, asimismo, no cuenta con la cantidad de profesionales necesaria para hacer frente a tamaña exigencia. Buena parte de las cuestiones no resueltas en el primer nivel de atención confluyen cotidianamente en la guardia pediátrica, ocasionando un cuello de botella imposible de resolver en las condiciones actuales.
Los planteles hospitalarios tampoco están cubiertos en su totalidad, situación que es aún más acuciante durante los fines de semana. La escasez de personal, con múltiples tareas en atención de urgencias, de consultas de todo tipo, en la sala de internación y en las eventuales derivaciones que se requieran, genera demoras que suelen provocar malestar en los pacientes y sus familiares, así como diversos episodios de violencia que se debieran evitar.
A lo largo de las próximas semanas, en representación de las y los trabajadores de ambos niveles de atención, iremos describiendo en detalle las vicisitudes que se padecen a diario, tanto en los CAPS como en el hospital. Al mismo tiempo, solicitaremos las reuniones correspondientes a las direcciones de los dos estamentos, reclamando las gestiones indispensables para comenzar a revertir la grave situación.
Hacemos un llamamiento público a quienes son responsables de la toma de decisiones para empezar a abordar con voluntad de resolución un panorama que se presenta muy desalentador. Las y los trabajadores de la Salud de Florencio Varela no estamos dispuestos a observar lo que sucede sin denunciarlo, planteando, además, propuestas que contribuyan a resolver las problemáticas. Nos comprometemos con nuestras compañeras y compañeros, que ponen a diario su conocimiento y su pasión para ayudar a paliar los múltiples problemas que existen, así como con la población varelense, para quien también está destinada nuestra tarea.
CICOP F. VARELA