Parte 2
Como mencionábamos en envío anterior, la atención de la salud de niñas y niños en Varela está en una situación altamente preocupante. Hemos recibido nota de las y los integrantes del servicio de Pediatría del Hospital Mi Pueblo que detalla la grave crisis que asola el sistema y que servirá como base para la descripción que desarrollamos. Cabe mencionar que la misiva fue elevada a las autoridades hospitalarias a fines de demandar las soluciones que el tiempo requiere.
En la misma, se plantea que el establecimiento es un centro de salud de segundo nivel de complejidad, a priori preparado para dar respuesta a la atención de la demanda ambulatoria (consultorios externos), de la urgencia (guardia) y de la internación pediátrica, siendo el único efector en el distrito que brinda dicha oferta, tanto en el ámbito público como en el privado.
A diario, se atienden en Mi Pueblo regularmente alrededor de 150 consultas, siendo la mayoría de ellas de baja complejidad. Como describíamos en la primera nota respecto al tema, buena parte de esas asistencias se podrían resolver en el primer nivel de atención (CAPS, a cargo del Gobierno municipal), pero ello no sucede por la notable escasez de profesionales allí, motivado por bajísimos salarios y muy malas condiciones laborales.
Actualmente, teniendo en cuenta la tasa de uso del servicio, el mismo debería contar con un plantel de 34 pediatras para componer la atención de los tres sectores existentes: consultorios externos, guardia y sala de internación. Sin embargo, sólo contamos con 22 profesionales, que diversifican sus tareas para lograr cubrir todo el espectro de funcionamiento. A ello hay que agregar la crisis del sistema de residencias, que en nuestro hospital se manifiesta con la presencia de sólo 2 residentes de la especialidad cuando debiera haber al menos 8.
Esto nos plantea una inquietud aún mayor de cara al futuro. De persistir esta tendencia: ¿quiénes serán los que asistan la salud de niñas y niños de F. Varela en un tiempo no muy lejano? ¿cómo se cubrirán los cargos vacantes en el servicio? ¿quiénes se encargarán de ocupar los lugares de quienes se jubilen o renuncien? Además, hay que mencionar que de las cuatro funciones que existen en la estructura hospitalaria para llevar adelante el desenvolvimiento del servicio, sólo una está cubierta, no contando con postulantes para las tres restantes.
Como ejemplo más preciso, mencionamos la problemática de la sala de internación. Sólo dos profesionales se encuentran a cargo de 30 camas, habitualmente ocupadas en un alto porcentaje. Una de ellas, deberá tomar licencia en las próximas semanas por embarazo; entonces, nos preguntamos: ¿cómo se cubrirá ese nuevo hueco? Seguramente, se tendrá que descubrir alguno de los espacios que funcionan para cubrir otro. Y así, en cada nueva situación.
Todo este panorama necesita de respuestas urgentes. El incesante número de consultas, la creciente complejidad de las mismas, las situaciones de violencia que se padecen, las dificultades para gestionar las derivaciones, la edad del plantel profesional que avizora próximas jubilaciones, conforman una perspectiva crítica. Por eso, insistimos en la necesidad de que las autoridades aborden la problemática con voluntad de resolución, gestionando ante los funcionarios ministeriales lo que se requiere para mejorar el funcionamiento del área.
Asimismo, observamos como indispensable un abordaje integral de los problemas de parte de las autoridades sanitarias de Salud del municipio y del hospital, dialogando y resolviendo en forma conducente y consensuada, dejando de lado visiones particulares en función del beneficio general. Además, ese encuentro deberá incluir, indefectiblemente, a la representación de las y los trabajadores profesionales, quienes tenemos mucho para opinar y proponer como parte fundamental del sistema.
CICOP F. VARELA