Parte 3
En las últimas semanas, desde CICOP F. Varela hemos venido manifestando nuestra gran preocupación respecto al cuidado de la salud de las niñas y los niños de nuestro distrito, cuestión que requiere de la máxima atención y de la que no observamos de parte de las autoridades las diligencias necesarias para abordar la problemática con visos de resolución.
Así como describimos las vicisitudes que atraviesa el Hospital Mi Pueblo para hacer frente a las demandas de asistencia debido a la escasez de pediatras en la guardia, la sala y los consultorios, también debemos hacer especial hincapié en el gravísimo deterioro que padece el primer nivel, con CAPS abandonados a su suerte a expensas de la constante pérdida de profesionales con años de trayectoria en F. Varela, quienes emigran hacia otros distritos en busca de mejores salarios y condiciones laborales.
Como es sabido, un alto porcentaje de las consultas que se realizan en el sistema sanitario requieren una atención de baja complejidad, pudiendo resolverse en Centros de Salud con equipos básicos. El desmantelamiento de esos equipos, motivado por las erráticas políticas implementadas por la gestión actual, genera un cuadro de situación que debiera revertirse a partir de un drástico cambio de las acciones que se llevan adelante. Así, podríamos modificar un proceso que tiene a sus trabajadores con alta sobrecarga laboral y a su población con el acceso a la salud bien dificultado.
Los sueldos de las y los trabajadores de salud del municipio sólo alcanzan la mitad de sus pares del ámbito provincial, con ingresos que en buena parte de los casos se encuentran debajo de la línea de pobreza. En un contexto inflacionario como el que padecemos, la falta de adecuación a esa suba provoca un claro detrimento de nuestros bolsillos, convirtiéndonos en la variable de ajuste de las decisiones que toman quienes nos gobiernan.
Además de la cuestión salarial, central en la problemática descripta, se agregan un sinnúmero de temáticas que afectan las condiciones de trabajo y que también son causa del malestar con que se labora. Para sumar discriminación, las y los trabajadores de salud provinciales accedieron a la implementación del concepto de desgaste laboral, disminuyendo la edad y los años de servicio necesarios para completar los requisitos jubilatorios. Esa conquista, ya vigente en la provincia de Buenos Aires, no abarca al ámbito municipal, pese a realizar el mismo tipo de tareas.
Otro de los graves problemas que afectan derechos de las y los trabajadores es el destrato con que se maneja la Dirección de Medicina laboral, desde donde se intentan imponer limitaciones arbitrarias a licencias médicas, se conmina al personal a concurrir de manera presencial aun estando en curso una enfermedad, no se autorizan días cuando a todas luces corresponden o se amenaza con jubilaciones compulsivas por discapacidad pese a que no existe normativa que avale semejante planteo.
A las históricas dificultades en los CAPS en insumos, infraestructura, limpieza, accesibilidad y demoras insolubles en derivaciones e interconsultas, se han agregado las decisiones de traslados compulsivos como forma de resolver conflictos, incluyendo situaciones de violencia laboral y denuncias en el marco de la Ley Micaela, episodios que evidencian una gran indiferencia por el respeto hacia las y los trabajadores. Como agregado, y casi como única respuesta, un riguroso control horario con ribetes autoritarios parece ser la pobre propuesta que expresa la Secretaría de Salud ante los innumerables problemas.
Llama poderosamente la atención que mientras en distintos ámbitos nos podemos sentar a dialogar, plantear nuestras inquietudes y contribuir al abordaje de las dificultades, las autoridades de Salud del municipio, así como el propio Intendente, no sean capaces de convocar democráticamente a la máxima representación de las y los profesionales de la Salud. Las notas presentadas pidiendo audiencia se suman por decenas, siendo el silencio la única respuesta. Se hace indispensable que esa actitud se modifique, en beneficio del conjunto.
¡EN DEFENSA DE LA SALUD PÚBLICA!
CICOP F. VARELA