No es descabellado comparar la deuda externa argentina con un cáncer. La maldita deuda externa es un cáncer que nos consume con cada respiración. Es muy similar a una gangrena húmeda cuyo olor putrefacto contamina nuestras existencias. Es una mochila colmada de residuos que llevamos desde el comienzo de nuestras vidas y que empeora de generación en generación. Es la responsable de muchas muertes injustas.
Un cáncer se produce cuando células que pasan por distintas etapas se malignizan. En su malignizacion existen factores endógenos y exógenos (herencia, alimentación, ambiente, profesión, etc.). Se multiplican e invaden a las células vecinas Estas células se tornan anárquicas y no responden a ningún inhibidor para que detengan su crecimiento. Llega un momento en que aparecen una sintomatología. Si se hace un diagnostico y un tratamiento oportuno, en muchos casos se puede dar la curación. En otros casos puede haber una sobrevida, libre de síntomas con alternancia de remisiones y exacerbaciones. En último caso algunas perderán la vida.
Si revisamos la historia de la deuda externa argentina, comprobaremos que este cáncer se inició allá por 1824 con los compromisos asumidos por Bernandino Rivadavia, el padre de la deuda según Felipe Pigna. Ella fue adquirida para financiar la construcción de tres puertos, el establecimiento de pueblos en la nueva frontera y para obras necesarias para el suministro de agua potable a la ciudad de Buenos Aires.
Si comparamos la nación argentina con el cuerpo humano, y cada célula del organismo con cada uno de sus habitantes, seria Bernandino Rivadavia la célula malignizada entre otros Braulio Costa, Félix Castro y Miguel Riglos los agentes endógenos y la firma Baring brothers en el agente exógeno. Todos ellos intervinieron en la formación de un
cáncer que hace mas de 200 años persigue y castiga a esta nación. Estos señores filo ingleses traicionaron a la patria.
Estas células cancerígenas, (terratenientes, políticos, militares, aristocráticos y oligarcas), invadieron más y más. Produjeron un laberinto si salida.
Con el tiempo estos pseduoduques cambiaron de nombre (cuellos blancos, establishment financieros y agentes de negocio) Pero continúan siendo el mismo cáncer, más agresivo aun dada su insaciable ambición y voracidad. Son tan inmorales que muerden las tetas que les dio de comer.
Los factores implicados en la complicidad para la estimulación de este cáncer continúan siendo lo mismo, pero han cambiado de nombre y estatus. Actualmente hablamos de FMI, club de Paris, banco mundial, fondos buitres y paraísos fiscales.
Aquellos que transfirieron la deuda privada al estado, aquellos que hacen fugas de divisas, aquellos que generaron fondos especulativos son mas bastardos aun, porque son argentinos. Estos traidores son responsables de hambre, desocupación, el déficit de salud, desarrollo y cultural.
Es muy ingenuo y surrealista pensar que la deuda externa se puede pagar. Es impagable.
Sobran en el mundo las capitales financieras y miembros de una clase adicta a endeudamiento, mientras sobran, que deberían faltar.
Tendremos remisiones y exacerbaciones, entraremos y saldremos una y otra ves de default. Pagaremos el interés del interés de la deuda y seguiremos hundiéndonos imaginando un desendeudamiento muy difícil de alcanzar. Estamos condenados y perpetuados en la trampa de la deuda externa, sin embargo, como canta Víctor Heredia todavía cantamos, todavía soñamos.
Dr. Sattar
Jamshidpour Ch.
Deuda Externa, el Cáncer Argentino
25/08/2023