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Crónica de la CICOP por desprotección de mujeres, niñas y niños en Florencio Varela
29/05/2023

Sin pediatras en los Centros de Salud y el Hospital Mi Pueblo

Hace tiempo venimos señalando las graves problemáticas que enfrenta la comunidad de Florencio Varela y las dificultades que afronta cuando necesitan atención médica para niñas y niños. En el primer nivel de atención, los llamados Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) han sido devastados. Casi no quedan pediatras y muchos CAPS ya no cuentan con esa especialidad, que es básica en un distrito con una pirámide poblacional con mayoría de población infantil.

El Hospital Mi Pueblo, establecimiento de segundo nivel del distrito y de administración provincial, tampoco da abasto. Con graves dificultades para cubrir guardias y plantas, el personal se ve sobrepasado ante la demanda que muy lejos está de verse satisfecha. La falta de profesionales por bajos salarios y las malas condiciones para llevar adelante la tarea son una realidad que cada día que pasa se hace más evidente.

Ante esta situación y con sus escasos recursos, las familias tienen que peregrinar por otros hospitales en busca de atención, deben trasladarse hasta La Plata o Ciudad de Buenos Aires y realizar horas de filas y trámites para intentar lograr ser atendidos.

Los bajísimos salarios que hoy no llegan a cubrir la Canasta Básica, las condiciones de trabajo desfavorables y los malos tratos por parte de funcionarios son las tres principales causas del éxodo sin pausa de los recursos humanos. Profesionales capacitados y con amplia experiencia deciden renunciar a su trabajo en el Municipio para irse a otros distritos, dado que en cualquier otro lugar pagan mejores sueldos y son muy bien recibidos.

Por su parte, las autoridades de Salud se han ido olvidando de los principios de la Atención Primaria y ponen más recursos en las guardias, que por cierto tampoco tienen médicos, porque las guardias también se pagan poco. Entonces, contratan o dan sobresueldos al sector de enfermería, quienes hacen un gran esfuerzo por atajar la creciente demanda con un importante grado de complejidad que excede sus incumbencias.

Cuando las y los profesionales reclaman, suben la apuesta: los persiguen, les prohíben tomarse vacaciones y les realizan importantes descuentos aunque hayan trabajado.

MUJERES EN RIESGO

La violencia de género también es un problema de Salud Pública. Si bien en el municipio hay un área dedicada a la atención específica de las problemáticas de la mujer, que depende de Desarrollo Social, en este momento ha quedado a cargo de sólo tres profesionales para atender la demanda de todo el distrito. Sobrepasadas de trabajo, las compañeras han solicitado en reiteradas oportunidades la necesidad de dotar al sector con más recursos humanos, pero como toda respuesta reciben más presiones que son a toda hora, incluso por fuera de su horario laboral.

Toda esta situación genera padecimientos físicos y de salud mental en las y los trabajadores, pero cuando se enferman también son hostigados en el área de Medicina Laboral, que descaradamente desconoce las órdenes médicas que llevan y no reconoce las licencias que corresponden por derecho.

Hay que señalar un aspecto insoslayable: la gran mayoría del personal de salud está compuesto por mujeres. Ellas, a pesar de los avances con respecto a sus derechos, todavía cargan con la doble tarea de trabajar afuera y ocuparse de hijas e hijos, así como de todas las tareas domésticas, poco o casi nada reconocidas.

Como decíamos al principio, los sectores más desprotegidos de la población son, en muchos casos, revictimizados por las acciones de funcionarios que debieran estar para resolver sus problemas, no para profundizarlos. En este marco, los discursos que dicen proteger a mujeres y niñeces no son otra cosa que una muestra más de hipocresía de quienes tienen responsabilidad de gestión.

Por nuestra parte, entendemos que las políticas de ajuste y la descontrolada inflación no ayudan. Sin embargo, hemos acercado en reiteradas oportunidades nuestras propuestas y no nos han reconocido el derecho al diálogo. Una vez más, decimos que entendemos que mejorar salarios, realizar incorporaciones inmediatas a la planta y a la Carrera, concretar la adhesión al Decreto de Desgaste y una política democrática e inclusiva que incorpore los aportes de quienes representan a las y los trabajadores profesionales contribuiría a paliar la situación.

CICOP FLORENCIO VARELA

 

 

 

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