“Señor, que florezca tu justicia y tu paz abunde sobre la tierra” (Salmo 72)
Memoria/Verdad/Justicia 1976 – 46 años – 2022
Hagamos memoria: la política económica de la dictadura tuvo una estrecha relación con las violaciones a los derechos humanos. Buscó instaurar un proyecto político, social y económico en beneficio de los sectores dominantes y con exclusión de los sectores populares. Y transformó radicalmente la estructura económica y social de la Argentina. Hubo que reprimir toda conflictividad social desde el aparato del Estado. 30.000 desaparecidos y desaparecidas fueron uno los escalofriantes frutos de aquella barbarie.
Junto al proceso de concentración de la riqueza, el endeudamiento externo se profundizó en la Argentina. La acumulación del capital en base a la especulación financiera desplazó a la producción industrial del centro de la economía. Se modificó el bloque de poder y la Argentina quedó fuertemente vinculada con el mercado financiero internacional. Esta fue la tarea principal que realizó la dictadura cívico-militar, que inauguró 30 años de predominio del modelo neoliberal en el país.
La perversa operación resultó exitosa: el sistema económico del país quedó supeditado durante los gobiernos democráticos a los intereses de la oligarquía nacional y a sus socios externos (bancos y empresas transnacionales).
“Empezaba a dar resultados una política económica al servicio de la ideología de la Seguridad Nacional. Tras los operativos de represión se escondía una clara voluntad de regresión social de la mayor parte de las familias argentinas… Esa artera política de hacer retrogradar la convivencia social a una discriminación sustentada en el índice del poseer: casi todo para unos pocos, casi nada para los demás” (Padre Obispo Jorge Novak, Conferencia en Costa Rica, 1985).
El período 1976-1983 inauguró el primero de los dos grandes ciclos de endeudamiento del último medio siglo (el segundo será el de 2015-2019). Es doloroso darnos cuenta que, a 46 años, el país siga viendo comprometido su futuro con una deuda tan fraudulenta como impagable.
Pareciera que la violencia es necesaria para sostener los negocios de los poderosos, mientras multitudes sufren sin alcanzar lo necesario para vivir. La experimentamos en aquella tremenda noche de la Dictadura (1976-1983). La miramos espantados en el presente conflicto que asola Ucrania (uno entre tantos que se siembran en el mundo entero, aunque no tengan la prensa que éste tiene). La tememos ante este nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
¿Podremos encontrar caminos de mayor justicia y sin deudas generadas por impúdicas fiestas financieras a costa del sufrimiento de nuestros pueblos?
¿Podrán nuestros gobiernos lograr salidas creativas para que el peso de la deuda no termine en las espaldas de los pobres y de los trabajadores?
¿Dónde está el dinero fugado y malversado: ese que genera la deuda social en nuestra patria?
46 años después, al terrorismo de estado y al endeudamiento externo para favorecer la fuga de capitales, le decimos ¡Nunca Más!
Recordaba el primer Obispo de Quilmes: “El hombre es el camino primero y necesario para la Iglesia. En esta experiencia vi claro que sin actitudes sinceras con la situación de la familia argentina (la desaparición de personas, la destrucción premeditada de los centros de producciones por los instrumentos de mezquinos intereses multinacionales; el hambre y la guerra…) me haría connivente y cómplice del mal en todas sus expresiones.” (Universidad de Lomas de Zamora, Cátedra de Derechos Humanos, 26/03/85).
Seguimos caminando detrás del proyecto del Reino, ese otro mundo posible en la justicia y la paz. Como ya lo hicimos otro año, plantemos un árbol ese día: sigamos sembrando memoria esperanzadora.
Vicaría de la Solidaridad
Diócesis de Quilmes