(POR AGENCIA
LA BARRIADA)
Durante la dictadura cívico militar eclesiástica empresarial (1976- 1983) en Florencio Varela se extrajo, de muchos lugares, tosca para, por ejemplo, construir la Avenida Monteverde. Esto provocó que quede un pozo que (durante muchos años) fue llamado «Laguna La Brea».
A partir del año 2000, en medio de la creciente crisis económica, muchas familias se fueron asentando y rellenando sectores del pozo para poder vivir allí.
En el 2007, creció la ocupación del lugar. Esto iría generando condiciones de vida cada vez más complejas ante las lluvias fuertes.
Un grupo de vecinas, acompañadas de la Red de Organizaciones Comunitarias Monseñor Enrique Angelelli, acordaron con el municipio, en el mismo año, crear una mesa de diálogo, censar a las familias que todavía eran pocas y realizar el traslado a las viviendas que se estaban construyendo en Barrio Luján.
Se censó, efectivamente, a las familias, se firmaron actas acuerdo y se sostuvieron reuniones en la Capilla Niño Dios de Barrio Don José.
Así pues, la ilusión de las familias terminó en la nada cuando el Estado Nacional abandonó la construcción de las viviendas en el 2010 para, tiempo después, de modo muy llamativo; fueran intrusadas sin que el Gobierno Municipal interviniera.
A partir de allí, dichas familias se dedicaron a rellenar para construir en altura sus casas y poder vivir dignamente mientras el barrio vivía momentos complejos con los vendedores de drogas y las violencias que estos negociados ilícitos generan.
La lucha de los vecinos nunca cesó. Un puñado de mujeres decidió transformar un pozo lleno de agua en un espacio comunitario y comenzaron la dura tarea de rellenar todavía más para armar un espacio donde trabajar con los niños. Ese espacio comunitario pasó por diferentes experiencias a partir de la intervención de algunos movimientos sociales y el uso clientelar de los planes sociales.
En el año 2022, un grupo de mujeres (entre ellas varias de las que en ese lejano septiembre del 2016 comenzaron a soñar con un Centro Comunitario) decidió abandonar el movimiento social que integraban y sumarse a la Red de Organizaciones Comunitarias Monseñor Enrique Angelelli .
Tal es la enorme labor colectiva, comprometida y de transformación social que en estos años ese grupo, que componen alrededor de 30 personas, hizo que, al mismo tiempo; lograran crear el ansiado espacio al servicio de las niñeces.
Actualmente (en medio de la compleja situación socio- económica de crisis y ajuste generalizado) siguen brindando almuerzos, desayunos y meriendas que incluyen lácteos, cereales y frutas.
Además, sostienen actividades de apoyo escolar, talleres de manualidades, pintura y decoración con niños y niñas. El Centro Comunitario Vecinos Unidos es el único espacio de funcionamiento diario.
No obstante, ante tan grandes resultados, el espacio físico quedó chico. Ante esto, las compañeras y los compañeros que lo organizan iniciaron la construcción de un Salón Comunitario de material que permita que (tanto educadores como niños) tengan un espacio que los proteja del frío en los duros inviernos.
Día a día se fortalece la construcción comunitaria y esto permite, en consecuencia, que las condiciones de vida de los niños y de las niñas del Barrio Caacupé sean un poco más dignas. La organización comunitaria, barrial y social (acompañada de la gran contención de la Red Angelelli) suplanta lo que el Estado Municipal, Provincial y Nacional debería garantizar.
Barrio Caacupé: la organización barrial construye una vida digna
23/09/2024