La Policía de la Capilla recomendó a la familia de la víctima no hablar con la prensa para que el caso no transcienda y los asesinos no escapen. La víctima tenía 49 años. Vivía con su mujer y 4 hijos. Uno de los acusados pidió perdón al hijo que salió en defensa de su padre. El restante está identificado pero aún no fue detenido, a 48 horas del hecho. Conmoción de la comunidad boliviana.

Eusebio Aguirre vivió varios años en Villa Argentina de Florencio Varela, donde se asentó tras emigrar de su país natal, Bolivia. Eusebio supo ganarse la vida como albañil para criar a 4 hijos, el más chico con discapacidad. Anoche Eusebio era velado en un sector de la casa que cuidaba en un amplio predio del sector profundo del barrio Paraná de Florencio Varela. Una zona de tierras tomadas que crece en forma de asentamiento planificado.
Esquina de 1329 y 1328. Una camioneta de la Guardia Comunal anoche montaba guardia frente a la capilla ardiente de Aguirre, situada a metros del patio donde fue asesinado a balazos, a las 3.40 de la madrugada del miércoles pasado.
Para los vecinos de la zona ver la luz azul de la baliza del patrullero municipal es algo muy fuera de lo común. Zona de calles intransitables, sobre todo con lluvia. Zona donde no hay cámaras de monitoreo. Ni luminarias. Donde nadie sabe que significa el anillo digital. Zona donde no ingresaran los patrulleros. Zona donde reinan los transas del menudeo y ello genera que los delitos estén a la orden del día. Todo sirve para la compra-venta, donde se reduce lo robado y los pocos pesos logrados ingresar a la caja registradora del menudeo.
Eusebio sabía de que se trata el ruido que escuchó el miércoles por la madrugada en la zona del galpón. Si se confirmaba como asi pensaba, era el cuarto asalto que sufría en los tres años que llevaba como casero/cuidador de esa propiedad. Y el hecho de cuidar el inmueble se llevó su vida.
Eusebio salió al encuentro de dos sujetos que habían golpeado una puerta de madera. Su hijo de 16, al escuchar los ruidos también salió, a pesar que una de sus hermanas le dijo que no lo hiciera. El jovencito, de 16 años, vio a su padre abrazando a un hombre, vestido con una campera rompe viento azul y otro sujeto a dos metros de distancia que se encontraba con un ama de fuego en sus manos, con la cual apuntó a su padre y disparó en 7 ocasiones hasta que se quedó sin balas. El menor tomó un caño y se lo arrojó al rostro del hombre que baleó a su padre. El asesino escapó a la carrera tras el golpe y al huir se le cayó el arma. El cómplice pedia perdón a Eusebio, quien agonizaba en el suelo. El menor que había corrido al asesino, al regresar también corrió al cómplice. Eusebio fue trasladado en un auto, por los vecinos, a Mi Pueblo. Alli falleció.
En fuentes de la investigación se supo que el ladro que pedie disculpas merodea siempre la zona de la Escuela 57 del barrio San Francisco Chico, donde pide dinero. En la redes sociales fue identificado. Su foto transcendió entre el vecindario. La Policía se presentó anoche, a mas de 36 horas del hecho, en la capilla ardiente de Eusebio para pedirle a su familia que no hable con la prensa, porque si el caso sale a la luz los asesinos se escaparían.
Esta novedad fue trasladada por este diario al Jefe de la Estación de Policía, Mayor Ramón Rodríguez, quien negó haber dado esa orden.