Por Jorge Horacio Gentile*

Los que vivimos en una república democrática, con un gobierno “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, estamos obligados a sufragar, y pero antes de hacerlo debemos analizar el por qué y para qué emitir ese voto y/o ser, eventualmente,  candidato.

Diagnóstico social

Los que votan y/o, también, los candidatos, tienen antes que nada, como los médicos, estudiar y diagnosticar la salud de nuestra sociedad política,  la que al parecer está descentrada y fragmentada, tanto territorial como funcionalmente, porque en ella hay herida o grietas que dividen, a:

– los que están abajo y los que están arriba de la línea de la pobreza;

– los que viven en las calles y los que tienen viviendas;

– los delincuentes, que causan inseguridad, y los que quieren vivir en paz;

– los que tienen acceso a servicios médicos y a medicamentos, y los que no;

– los que trabajan en negro, o los que están en blanco;

– los que cobran de la previsión social o por ser incapaces, y los que no;

– los que se educan y aprenden a enfrentar la vida, y los que no; y

– los que viven en tierras desfavorables, y los que lo hacen en zonas residenciales.

Todo esto es contrario a democratización de las oportunidades, de la igualdad ante la ley y de poder vivir con dignidad.

Diagnóstico gubernamental

Una rápida mirada a nuestro gobierno republicano y democrático nos indica que el mismo no funciona como ordena la Constitución Nacional (CN), porque:

• El Congreso casi no sesiona ordinariamente, sus comisiones dictaminan poco, hace dos años que no se sanciona el presupuesto general de la Nación, el jefe de gabinete no asiste mensualmente a informar a las cámaras, no cubren las vacantes de los tres diputados y tres senadores que integran la Auditoría General de la Nación, los bloques políticos se multiplican y dividen, lo que hace que la principal institución de la República no se ocupa de legislar y, con ello, de fijar las política públicas que el país reclama;
• En el Poder Ejecutivo hay conflictos entre el presidente y su vicepresidenta, la traidora; a pesar de lo cual el primer mandatario le delega el mando cada vez que viaja al exterior, lo que ocurre con frecuencia; las obras públicas están suspendidas; la Defensoría del Pueblo está vacante desde el año 2009 y muchas decisiones políticas las deciden el “triángulo de hierro”, conformado por el presidente Javier Gerardo Milei, su hermana Karina – secretaria general y “Jefa” de La Libertad Avanza (LLA) -, y, el ciudadano e influencer informal, Santiago Caputo, que entre otros cometidos se ocupan de armar la LLA en todo el país, acordar frentes electorales, designa sus autoridades y proponer candidatos; y
• El Poder Judicial, cuya Corte Suprema de Justicia de la Nación está integrada por sólo tres jueces, tiene dos vacantes, a la que se les suma la del titular del Ministerio Público Fiscal, y del 30 % de los magistrados de toda la Justicia Federal; está pendiente desde 1994 el traspaso a la Capital Federal la denominada “Justicia Nacional”, que equivale a la provincial en la CABA, y que financiamos todos los argentinos, con lo que incumple con el artículo 129 de la CN.

Diagnóstico de la política

El populismo llegó a nuestro país con la elección del presidente Milei, un outsider sin partido, que construyó su liderazgo en los medios de comunicación, con un discurso agresivo y con una motosierra en la mano.

Los partidos políticos, están demás debilitados, divididos, sin vida, ni elecciones internas. Las Paso, ideadas para mejorarlas, fracasaron. El manejo de sus recursos financieros son poco transparentes.

Abunda el “borocotismo”, como se le llama a los políticos que cambian de partidos y/o de ideología. Se insiste con  las “candidaturas testimoniales”, cuando se incluye en las listas de candidatos a personajes que si son electos no asumirán el cargo.

Otros lucran con una “carrera política” remunerada, al ejercen distintos cargos públicos, muchas veces cambiando de partidos, de bloques, de ministerios, etc. Los empleados “ñoquis” son otra realidad deleznable de la mala política.

Las reelecciones, en cargos ejecutivos, es otra práctica escandalosa, como lo es el caso del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, que detenta ese cargo desde hace 35 años.

La corrupción y el narcotráfico han ingresado, también, en la vida política.

Receta

Con este diagnóstico, las respuestas son complejas, pero no imposibles, si se las asume como políticas arquitectónicas, y sin la oculta intención en sacar algún provecho personal o sectorial. Para ello, los candidatos, deben elaborar respuestas adecuadas para solucionar los graves problemas que padecemos, y que luego sirvan para dialogar, debatir y alcanzar acuerdos políticos, que permitan concretar soluciones que nos acerquen al anhelado “bienestar general”, que indica el preámbulo de nuestra CN. Si eso se logra, será fácil saber votar, y si no, habrá que optar por el mal menor.

Córdoba, agosto de 2025.-

*Es profesor emérito de las Universidades Nacional y Católica de Córdoba y fue y diputado de la Nación.